Wow.
Fue la única palabra que salió de su boca cuando ella le dijo que estaba embaradaza. Su mente se quedó, de pronto, en blanco y ese vacío fue llenándose con imágenes de pañales, de paseos a medianoche en busca de biberones, de ojeras, de hoynopuedoquedarquetengoalniñoenfermo, de canas que salen así como quien no quiere la cosa y entendió que ese momento era un punto. Y seguido. Y aparte.
Pocas semanas después (ahora el tiempo pasa en semanas), ella apareció al mismo tiempo que el invierno. Llevaba una camiseta negra con dos palabras doradas. Y él abrió la boca y esta vez tuvo más palabras.
- Wow, Mom.